La vida real
puede llegar a superar a la ficción, asómense a cualquier libro de historia
para comprobarlo (un libro es un artefacto antiguo que existía desde antes del
internet y que era una fuente de información). Es cierto que muchas veces una película
“basada en hechos reales” tiende a exagerar un poco las cosas, todo con tal de
dar un filme entretenido, pero muchas veces la historia misma es tan fascinante,
compleja y hasta ridícula que ni el mejor guionista del mundo podría haberla
inventado, como es el caso en Barry Seal:
Sólo en América.
En Barry Seal: Sólo en América veremos la
historia de un piloto norteamericano y como su vida cambia al empezar a trabajar
para la CIA. Barry Seal (Tom Cruise) era un talentoso piloto comercial que
capta la atención del gobierno norteamericano, quien le ofrece trabajar
directamente para la CIA de manera encubierta, algo que Barry acepta casi de
inmediato para darle algo emoción a su vida, sin embargo este no sería más que
el primer paso que desencadenaría una serie de eventos que cambiaría el rumbo
de la historia moderna de todo el continente americano.
Hay una
frase que la propia película usa y que encapsula perfectamente el espíritu del
filme: “No es un crimen su lo estás haciendo para los buenos”, el problema,
claro está, es que usualmente todos creemos ser “los buenos” desde nuestro
punto de vista de la historia. Solo en América nos da una perspectiva
interesante sobre la vida de su protagonista, una que se ve involucrada en operaciones
gubernamentales clandestinas, la guerra fría y tráfico de drogas entre otras
tantas cosas.
Aunque el
filme no deja de mostrarnos una serie de eventos moralmente cuestionables,
logra hacerlo de una manera entretenida, incluso inyectando algo de humor cada
que se tiene la oportunidad, algo que se ve ayudado por un ritmo algo acelerado
de la trama, que aunque no profundiza demasiado en los hechos históricos que
presenta, sí da el contexto suficiente para que cualquiera pueda entender la
historia en general, una que es bastante caótica y no deja de ser sorprendente
al considerar que son hechos que en verdad sucedieron.
Gran parte
del encanto del filme es el carisma de Tom Cruise, quien da un buen papel como
el protagonista. No creo que Cruise sea un gran actor para empezar, pero su
carisma es innegable, además de que resulta entretenido verlo en pantalla
cuando decide hacer bien su trabajo de actor y no dormirse en sus laureles y
simplemente verse “bonito” para la cámara (*cof* La Momia *cof). Si acaso las motivaciones
del personaje resultan comprensibles para cualquiera, lo acelerado de la trama
y el tono de la misma dificulta un poco plasmar el drama por el que Barry llega
a pasar.
Barry Seal: Sólo en América encapsula muy bien lo que muchos consideran
el “estilo de vida norteamericano”, uno donde la ambición, el talento y el “trabajo
duro” se ven recompensados con el éxito, pero que no deja de teñirse de negro
al considerar que todo lo que el personaje logra es casi siempre con la
mentalidad de “el fin justifica los medios”, una filosofía peligrosa y muy
cuestionable, algo cuyas ramificaciones y consecuencias se siguen sintiendo hoy
en día. Como ya he dicho, el ritmo de la trama es bastante acelerado, mostrándonos
una situación tras otra de manera tan rápida que en ocasiones es difícil de
digerir, pero por lo menos esto ayuda a capturar la atención del público de
principio a fin. Definitivamente vale la pena ver esta película, tal vez no
obligatoriamente en el cine, pero la cinta en verdad merece que le echen un ojo.
Barry Seal:
Sólo en América: 3/5. Buena.
Mejor que:
El Infiltrado (2016).
No tan buena
como: Atrápame Si Puedes (2002), El Fundador (2016), El Lobo de Wall Street
(2013)
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