¿“Plagio” o “inspiración”?
A veces la línea que divide a estos conceptos puede ser un poco borrosa pero si
me preguntan a mí, cuando hablamos de una película por lo menos, plagio es
cuando se toma uno o más elementos de alguna otra fuente y se presentan sin ningún
cambio significativo, por otro lado, inspiración es también tomar elementos de
otra producción pero adaptarlos para que resulten funcionales dentro de la
historia que se intenta contar, no nada más darle “copy + paste” a algo. Todo
lo anterior viene a colación porque al ver La
Maldición Inocente es notable que la cinta toma muchas “inspiraciones” de
diversas fuentes, con ello presentándonos una historia propia que resulta
interesante pero no precisamente original o escalofriante.
En La Maldición Inocente veremos a un par
de jóvenes tratando de esclarecer una serie de desapariciones. Aunque al
principio se toman como simples rumores, las misteriosas desapariciones de
varios niños y las repentinas muertes de sus padres llama la atención del
reportero Shunya Ezaki (Daiki Arioka). Poco a poco la investigación de Ezaki se
convenrtira en algo personal cuando su novia, la maestra de preescolar Naomi
Harada (Mugi Kadowaki) se involucra con uno de los niños desaparecidos, lo cual
la pondrá en contacto con una malévola fuerza sobrenatural. Ahora Shunya y
Nahomi deberán despejar el misterio de los asesinatos antes de que sea
demasiado y Naomi se convierta en la siguiente víctima.
Como decía en
un principio, La Maldición Inocente
toma inspiración de muchas fuentes diferentes, principalmente del cuento clásico
El Flautista de Hamelin, pero también
de elementos de otras producciones de horror japonesas como Ju-On, o incluso historias como Eso de Stephen King. Estos elementos se
mezclan entre sí para darnos una interesante historia de misterio que es tanto
el punto más fuerte de la producción como la más cuestionable de la misma.
En un
principio el filme parece presentársenos como una historia de horror, pero
nunca alcanza esa atmosfera “aterradora” que distingue a ese tipo de cintas, en
su lugar dándonos una trama de misterio que se va desenvolviendo poco a poco
para mostrarnos todas las piezas del rompecabezas, proceso que es interesante
pero lento y que provoca poco o nada de miedo. Parte de esta carencia de sustos
bien podría ser causa del antagonista, una figura que es mayormente misteriosa,
carismática e incluso empática en ocasiones, cualidades que no relacionamos
precisamente con “una maligna fuerza sobrenatural”. Puede que la producción esté
intentando ir en contra de algunos clichés del género de horror, lo cual es
siempre admirable, pero al hacerlo también se pierde ese “algo” distintivo de
una película de terror.
Los efectos
especiales son prácticamente inexistentes y los pocos que se ven resultan,
francamente, ridículos, lo cual tampoco ayuda mucho que digamos a crear la
atmosfera adecuada, sin embargo, gracias a un buen trabajo de edición, iluminación
y simples pero efectivos trucos de cámara, la cinta logra darnos varias escenas
interesantes.
La Maldición Inocente es bastante engañosa en un principio
ya que los primeros minutos de la cinta empiezan a alinearse muy bien con lo
que relacionamos con una historia de terror, pero la trama rápidamente desvía
su camino y sigue una ruta más similar al misterio que al horror, un cambio
interesante pero que no deja de sentirse como que nos están dando gato por
liebre. La producción es entretenida pero el desenlace se siente sumamente
largo y algunos de los elementos “perturbadores” son tan exagerados que rayan
en la parodia. Aun con lo anterior creo que vale la pena ver La Maldición Inocente, ya que si ajustan
sus expectativas la experiencia no deja de ser entretenida, al menos
moderadamente.
La Maldición
Inocente: 2/5. Meh.
Si te gustó,
considera ver: Boogiepop Phantom (2000)
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