Aunque es
una generalización un tanto simplista y muy, muy debatible, creo que no está
fuera de lugar decir que, hablando de cine o por lo menos el llamado “cine
comercial”, uno de los principales objetivos de una producción es entretener a
su audiencia, algo que en ocasiones se logra de una forma en la que no se tenía
planeado en primer lugar. Un excelente ejemplo de este fenómeno se puede ver en
Mío o de Nadie, un thriller que
pretende ser una escalofriante y perturbadora historia sobre obsesión pero que,
sobre todo en el último acto, se convierte en una de las comedias involuntarias
más divertidas que haya visto (no que esto la convierta en una buena película).
En Mío o de Nadie veremos la malsana obsesión
de una mujer por arruinar la nueva relación de su ex marido. Julia (Rosario
Dawson) y David (Geoff Stults) han sido pareja por algún tiempo y están listos
para llevar su relación al siguiente nivel cuando empiezan a vivir juntos.
Aunque todo parece ser miel sobre hojuelas, Julia empieza a tener dificultades
al convivir con la ex esposa de David, Tessa (Katherine Heigl), una mujer
obsesiva y manipuladora que hará todo lo posible por sabotear la relación entre
David y Julia.
La trama de
la película es adorablemente estúpida y no tiene ningún sentido ni siquiera
dentro de su propio contexto, dándonos hoyos argumentales masivos y que hasta para
el más obtuso de los individuos será imposible pasar por alto. Tengo que darles
un pequeño ejemplo de ello para tratar de ilustrar el nivel de incompetencia
del guion, algo que tal vez se pueda considerar un spoiler, pero seamos
honestos, no arruina nada que la propia película no pueda echar a perder por si
sola. El personaje principal interpretado por Rosario Dawson es una editora de algún
tipo de publicación “online” (aunque no se dan muchos detalles) y se hace hincapié
en que su trabajo involucra el uso constante tanto de una computadora como de
una conexión a internet. Hasta aquí todo bien, algo creíble en nuestra
actualidad, lo que no es ni de cerca tan verosímil es que, supuestamente, este
personaje no cuenta con ninguna forma de presencia dentro de las ya tan
cotidianas redes sociales, es decir que no cuenta con Facebook, Twitter o ninguna
otra de este tipo de herramientas de comunicación masiva actual ¿Y se supone
que esta mujer trabaja por internet? ¡Hasta mi madre tiene cuenta de Facebook y
eso que nunca ha tocado una computadora en su vida! Puede que para algunos
suene exagerado, pero este es solo un ejemplo de las innumerables incongruencias
que plagan a esta película.
Lo que puedo
aplaudir sin un solo dejo de ironía es la actuación de Rosario Dawson, no que
sea espectacular ni mucho menos, pero se nota que la actriz hace su mejor
esfuerzo por dar una buena actuación, lo cual debatiblemente logra, pero que el
horrendo guion simplemente hace imposible tomar en serio dentro de esta ridícula
historia, algo que, por lo menos en mi opinión, refleja el profesionalismo de
la actriz ante un proyecto que no merece tal nivel de compromiso. Siguiendo con
las actuaciones, Katherine Heigl nos da una entretenidísima interpretación de
su personaje, aunque hay que destacar que en su caso “entretenida” y “buena actuación”
no son precisamente lo mismo. El personaje de Tessa es caricaturescamente
malvado y entre poco y nada sutil en cuanto a sus malas intenciones, algo que
se acentúa aún más con la exageradísima sobreactuación de Katherine Heigl, que
hace que cualquier villana de telenovela chafa de televisa se quede pendeja en comparación.
La actuación es tan mala (y al mismo tiempo entretenida) que parece sacada
directamente de La Rosa de Guadalupe
o una mierda similar.
Mío o de Nadie es una de las peores películas que
he visto durante el año, y a diferencia de otras “malas” producciones, nunca
alcanza ese nivel de “es tan mala que es buena”, quedándose en “es tan mala que
es horrenda”. No puedo recomendar ver esto a absolutamente a nadie, ni siquiera
de manera “irónica”, pero debo admitir que me divirtió muchísimo, haciéndome reír
constantemente con su incompetencia disfrazada de drama. Esta cinta tiene la “suerte”
de haber sido estrenada el mismo año en que se lanzó Cincuenta Sombras Más Oscuras, ya que de lo contrario Mío o de Nadie ganaría fácilmente ganaría
el “honor” de ser la peor película en lo que va del 2017. ¡Oh! ¡Y casi lo
olvido! El final es la cosa más ridícula y estúpida que he visto últimamente,
toda una oda a la incompetencia y pedantería hollywoodense.
Mío o de
Nadie: 1/5. Mala.
Mejor que: Presencia
Siniestra (2016), Cercana Obsesión (2015).
No tan buena
como: Atracción Fatal (1987), Perdida (2014). Comparaciones injustas, lo sé,
pero Mío o de Nadie intenta tener una
vibra similar a estas películas, fallando espectacularmente.
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