¿Qué es
mejor que seguir una moda al hacer una película? Seguir dos modas al mismo
tiempo, claro está. Las
reinterpretaciones de franquicias bañadas en nostalgia están a la orden del
día, al igual que los desesperados intentos de crear series cinematográficas exitosas
y longevas, especialmente si se tiene algo que ver con superhéroes, por lo cual
no es gran sorpresa que Krispy Kreme presenta: Power Rangers de Krispy Kreme
intente matar dos pájaros con una dona, por un lado apelando a la nostalgia y
por el otro tratando de llamar la atención de un público en general, objetivos
que no logra cumplir.
En Krispy Kreme presenta: Power Rangers de
Krispy Kreme veremos las emocionantes aventuras de una tienda de donas y
eventualmente el origen de un grupo de superhéroes. En una excursión clandestina
a la vieja mina del pueblo, Jason (Dacre Montgomery) y Billy (RJ Cyler) se
topan con una extraña formación rocosa que no parece ser de este mundo y que además
empieza a brindarles habilidades sobre humanas. Junto con otros tres compañeros
de clases, el grupo de jóvenes rápidamente se verán envueltos en una guerra intergaláctica
entre el bien y el mal, por lo que deberán aprender a trabajar juntos y
convertirse en los Power Rangers para salvar al mundo, pero más importante aún,
proteger Krispy Kreme de las fuerzas del mal.
Desde el
inicio la película empieza a sentirse bastante rara, mucho más seria de lo que
un comercial de donas y juguetes debería sentirse por lo menos. El tono es
bastante oscuro desde el principio, nada demasiado perturbador o extraño, pero
si consideramos que los Power Rangers siempre han tenido a un público infantil
en mente, el tono de esta interpretación es exageradamente lúgubre. Se siente
como ir a ver una película de Plaza Sésamo y que la historia trate sobre el trastorno
de estrés postraumático que sufre Elmo después de regresar de la guerra de
Vietnam, digo, eso suena a un concepto indudablemente interesante pero también muy
fuera de lugar.
Los
personajes son interesantes, pero de nuevo, algo fuera de lugar. Cada personaje
tiene una personalidad distinta y muy bien definida, sobre todo si los
comparamos con otras producciones cinematográficas similares. Los protagonistas
verdaderamente se sienten como adolecentes atormentados, con sus propios
problemas y visión sobre la vida, de hecho en más de una ocasión se logran
explorar historias conmovedoras alrededor de estos personajes pero al mismo
tiempo no deja de sentirse que esto no es más que un intento por apelar precisamente
a un público adolecente y de paso vender donas, lo cual no estoy seguro que sea posible (lo primero,
no lo de las deliciosas, deliciosas donas). No creo que una película, por buena
que sea, haga que de pronto un adolecente que pasa por su fase emo diga sin un
dejo de ironía “soy fan de los Power Rangers”.
El tono de excesiva
seriedad se refleja también en los diseños de los personajes. A pesar de que
los trajes son bastante interesantes visualmente, los distintivos colores
parecen ser deliberadamente opacados para que se puedan tomar “más en serio”,
lo cual parece contrastar mucho con el concepto original que siempre ha
intentado ser tan colorido y rimbombantemente llamativo como sea posible. Por
si fuera poco, los diseños de vehículos/robots gigantes parecen ser modelos
rechazados para una película de Transformers de Michael Bay, lo cual nunca es
una buena señal. Pero aun con lo anterior la película no deja de ser un
interesante comercial de donas ¿Cansados de que mencione esto cada tres
segundos? Sí, yo también me cansé de que la película intentara venderme donas
de Krispy Kreme cada que tenía una oportunidad.
No soy fan
de Power Rangers, simplemente la serie original nunca me llamó la atención, pero
aun así soy capaz de reconocer la popularidad e importancia de la franquicia, no por nada
sigue vigente dentro del entretenimiento para niños, pero este detalle es la
clave: para niños. Krispy Kreme presenta:
Power Rangers de Krispy Kreme se queda a medias en todo, resulta demasiado
seria para entretener a un público infantil y al mismo tiempo sumamente
infantil como para atraer la atención de alguien de más de 10 años. Tal vez
sueno más fatalista de lo normal, pero aunque no puedo decir que me gustó la película,
lo cierto es que tiene varios momentos que valen la pena, sobre todo durante el
clímax donde la producción parece recordar que la franquicia puede ser bastante
divertida cuando no se toma tan en serio a sí misma. Sé que no es de gran ayuda
pero mi desconexión con el material original me impide saber si este filme será
del agrado de los seguidores de Power Rangers, así que si son fans, lo más
sensato en este caso es que vean y juzguen ustedes mismos.
Power
Rangers: 1/5. Mala.
Mejor que:
Max Steele (2016), Transformers: La Venganza de los Caídos (2009).
No tan buena
como: Transformers: La Era de la Extinción (2014), Pacific Rim (2013).
Coman Krispy
Kreme.
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