La leyenda “Basada
en hechos reales” en ocasiones se utiliza con tanta ligereza que pierde
cualquier valor que pudiese tener, sobre todo en películas de horror, por lo
que a veces esa frase resulta difícil tomarla
en serio. Por otro lado tenemos películas como Horizonte Profundo, que si bien no dejan de ser una dramatización de
eventos reales, se toman el tiempo necesario para ilustrar con seriedad la
severidad en desastres de la vida real desde una perspectiva muy diferente a la
que podría tomar un documental.
En Horizonte Profundo veremos una dramatización
de lo que se considera el peor desastre petrolero en la historia. Mike Williams
(Mark Wahlberg) es un trabajador dentro de la plataforma petrolera Horizonte
Profundo que, junto con otros tantos empleados, se ve atrapado en la plataforma
tras un grave accidente. Mike, junto con el resto de la tripulación, deberá hacer
todo lo posible por sobrevivir a uno de los desastres más aparatosos de la
historia moderna.
Un gran
acierto en Horizonte Profundo es que durante
su primera mitad hace todo lo posible por mostrarnos un día de trabajo normal
dentro de una plataforma petrolera y al hacerlo nos recuerda que las personas
que trabajan en este tipo de lugares no dejan de ser seres humanos. Puede que
suene demasiado obvio y un tanto cruel, pero en ocasiones al escuchar reportes
y cifras alrededor de un desastre como este se puede olvidar que no hablamos
solamente de números y estadísticas sino de vidas humanas. Los personajes en Horizonte Profundo no son grandes héroes
míticos con súper poderes ni nada parecido, son seres humanos envueltos en una
muy peligrosa y traumática situación, personas con familias, pasatiempos y
sueños cuyas vidas están en gran peligro.
Otro punto a
favor de la cinta es que se da su tiempo para explicar al público el cómo y por
qué de la catástrofe. Debo admitir que si no fuese por una sencilla pero
bastante adecuada demostración que se hace al inicio de la película, más
adelante me sería muy difícil entender la situación ya que se utiliza mucho
lenguaje técnico que, si bien el contexto en que se presenta ayuda a su interpretación,
no deja de ser un lenguaje difícil de entender. Lo que trato de decir es que el
filme se da su tiempo para explicarnos la situación con peras y manzanas, o en
este caso popotes y latas de refresco.
Con
frecuencia me quejo de la sobreexplotación de efectos especiales en el cine,
pero debo aceptar que Horizonte Profundo
no sería tan envolvente si no se contase con unos muy buenos efectos visuales.
Los efectos especiales se utilizan para ilustrar de manera detallada lo
precario y aparatoso de la situación, envolviendo aún más al espectador y dándole
una muestra del peligro al que se enfrentan los personajes en prácticamente todo
momento.
Tal vez solo
sea idea mía, pero las películas basadas en hechos reales tienen cierta ventaja
sobre documentales basados en el mismo hecho. No estoy diciendo que una dramatización
sea más valida que una documentación, eso sería comparar manzanas con naranjas,
después de todo ambos formatos tienen un objetivo diferente, lo que digo es que
una dramatización, cuando se hace de manera adecuada, puede ser mucho más
envolvente para un espectador de lo que podría ser un documental y Horizonte Profundo es un ejemplo de
esto. Vale la pena ver esta película, sobre todo en la pantalla grande ya que
de esta manera la experiencia es aún más envolvente para el público.
Horizonte
Profundo: 4/5. Muy buena.
Mejor que:
La Última Ola (2015), La Horas Contadas (2016)
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