Hay muchas
razones por las que nos puede gustar una película, desde nostalgia, hasta un
simple interés por el tema que se maneja y un variado y complejo etcétera. En
otras ocasiones es un poco más difícil el reconocer el porqué un film conecta
con el espectador. Tal vez nos identifiquemos con los personajes (o quizá solo
sea una engañosa proyección) de manera en que verdaderamente sentimos caminar
en los zapatos de dichos personajes, y en muchos sentidos En la Cuerda Floja nos permite hacer eso metafóricamente.
Basada en
hechos reales, En la Cuerda Floja nos
cuenta la historia de Philippe Petit y su legendaria caminata. Philippe Petit
(Joseph Gordon-Levitt) es un joven artista callejero que vive en parís en los
años 70´s, cuya pasión son los actos en la cuerda floja. Un día Philippe se
entera de la construcción de los edificios más altos del mundo: Las torres
gemelas de Nueva York. Viendo el potencial de hacer el acto más sorprendente de
su carrera, Philippe adopta el sueño de caminar entre lo más alto de las torres
y a pesar de ser una tarea prácticamente imposible, esto solo hace que su obsesión
por lograrlo sea aun más fuerte.
La película
cuenta con el pequeño problema que cualquier film basado en hechos reales: Ya
sabemos (más o menos) como termina la historia. Pero como en toda buena película
(basada en hechos reales o no), no es tanto el final de la trama, sino el
camino recorrido para llegar a ese final lo que definirá si puede enganchar o
no al espectador, y en el caso de En la Cuerda Floja, la respuesta es un gran “si”.
Al tratarse
de una película biográfica, el peso de la película recae fuertemente en Joseph
Gordon-Levitt y su interpretación del artista parisino, lo cual logra hacer de
manera esplendida. Se nos presenta a un protagonista muy carismático que inmediatamente
se gana la simpatía del espectador. Sería muy fácil que la historia nos diera a
un Philippe como un héroe perfecto y sin falla alguna, pero en lugar de eso, el
guion nos deja ver a un joven con tantas virtudes como defectos. Aunque el
ambiente de la cinta nunca deja de ser jovial, la película no teme tocar
(aunque sea muy superficialmente) aspectos más oscuros de su protagonista, como
su obsesión casi autodestructiva por realizar su acto.
Los efectos
especiales son verdaderamente espectaculares, aunque no de la manera en que se
nos tiene acostumbrado en estos días. Usualmente los efectos por computadora por
si solos se utilizan para crear grandes explosiones o seres fantásticos, pero En la Cuerda Floja se utilizan para
resaltar las acciones de los personajes, junto con el uso de efectos prácticos.
Cierto, hay muchas razones por las que sería imposible filmar de manera tan
detallada a un actor caminando por un cable a más de 400 metros de altura, pero
gracias a los efectos visuales, es precisamente esta imagen la que vemos de
manera tan realista.
La palabra
clave aquí es “realismo”. Puede que suene muy exagerado, pero la manera en que
se filma le legendaria caminata por la cuerda floja es simplemente espectacular
y la inmersión es tal que verdaderamente puede provocar una sensación de vértigo
en el espectador. Como ya dije, la escena es retocada con efectos por
computadora (obviamente), pero hay que reconocer algo muy importante: Joseph
Gordon-Levitt verdaderamente se encuentra caminando por una cuerda floja, algo
que aprendió a hacer bajo la tutela del verdadero Philippe Petit durante la producción
de esta película. Tal vez este último dato no sea demasiado importante para
juzgar el producto final que nos presenta la película, pero sin duda demuestra
un nivel de dedicación admirable por parte del actor.
En la Cuerda Floja nos muestra una historia que tal vez
muchos sólo conocíamos de manera anecdótica, pero se toma el tiempo de
contarnos tantos detalle sobre esta hazaña que es inevitable que el espectador
no se involucre en la historia, convirtiéndose en un “cómplice” más de Philippe
durante el más grande acto de su carrera. Sé que no le hago ningún favor al
film simplificando algo de manera tan grotescamente simple, pero pongámoslo
así: La película logra hacer que algo tan aburrido como jalar unos cables
resulte una experiencia extremadamente interesante y muy, muy emocionante. Esta
es una película hecha para la pantalla grande, y esa es la mejor manera de
disfrutarla completamente. Definitivamente vale la pena verla en el cine, lo
cual sé puede ser difícil ya que esta película se estreno hace tiempo y una de
las únicas razones por las que yo pude verla en la pantalla grande es porque
donde vivo siempre llegan las películas con meses de retraso… como sea, si
pueden hacerlo, vayan al cine a ver esta película.
En la Cuerda
Floja: 4/5. Muy buena.
Mejor que:
Everest (2015) (Hablando de películas de este año basadas en hechos reales y
lugares altos).
Comentarios