El concepto de “superhéroe” en la cultura pop es el de un personaje con poderes sobrehumanos que protege desinteresadamente a sus congéneres. Sin embargo, en la realidad ha adquirido otro significado: el del ser terrenal capaz de sacrificar hasta su vida con tal de ayudar al prójimo en desgracia y mejorarle sus condiciones de vida.

En su proyecto “La verdadera historia de los superhéroes”, la fotógrafa Dulce Pinzón (Ciudad de México, 1974) amalgamó ambas ideas en una serie de 20 retratos de inmigrantes mexicanos en su ámbito laboral en Nueva York, Estados Unidos, pero ataviados a la manera de los superhéroes de las tradiciones culturales de ambos países.

De esa forma rinde homenaje a esos trabajadores cuyos esfuerzos, sacrificios y remesas permiten a sus familias y comunidades sobrevivir e incluso florecer. Cada retrato va acompañado por el nombre del inmigrante, el de su pueblo, el tiempo que lleva laborando en Estados Unidos y la cantidad semanal que envía a su terruño.

Pinzón que estudió fotografía en la Universidad de Indiana, en Pensilvania, y posteriormente en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York. Su trabajo ha sido exhibido en países como Australia y Argentina y en varias ciudades europeas. Actualmente es becaria de la Fundación para las Artes de Nueva York.



El Hombre araña, originario de Guerrero, trabaja como profesional del lavado de ventanas.



Hulk, descarga vegetales de camiones y los lleva al mercado; cada semana envía sus dólares a la costa guerrerense.



La Mole, nativo del estado de Veracruz, trabaja en la industria de la construcción para enviar dinero mensualmente a su familia en México.



El Hombre elástico, oriundo del Estado de México, trabaja como mesero y envía 50 dólares semanales a su casa mexicana

Superman, otro poblano, trabaja como mensajero en Brooklyn y manda dinero a su familia cada viernes sin falta.