Hay muchos
elementos que deben de tenerse en consideración a la hora de “vender” una película.
Desde los actores, hasta el género de la cinta y sobre todo el reconocimiento
del director; cada una de estas piezas puede atraer la atención del público y
con ello crear una gran expectativa. El problema de las grandes expectativas es
que muchas veces, aunque el producto final sea de una gran calidad, no logra
alcanzar las estratosféricas esperanzas que se crearon a su alrededor. Para
bien o para mal, el ejemplo más reciente de esto es La Cumbre Escarlata.
En La Cumbre Escarlata veremos la historia
de amor de un par de jóvenes y las dificultades que enfrentan al tratar de
alejarse de los fantasmas del pasado (metafórica y literalmente). Edith Cushing
(Mia Wasikowska) es una joven aspirante a escritora que se enamora del carismático
Sir Thomas Sharpe (Thom Hiddleston). Tras un apresurado matrimonio, Edith es
llevada a la propiedad de su nuevo esposo, donde comienza su nueva vida junto
con Sir Thomas y su hermana Lady Lucille Sharpe (Jessica Chastain). Aunque todo
parece ser tranquilo en un inicio, Edith empieza a experimentar visiones
fantasmales que aparentemente intentan advertirle sobre los peligrosos secretos
que esconde La Cumbre Escarlata.
Es muy
importante aclarar algo que puedo imaginar será del desagrado de muchos: A
pesar de que el material promocional trate de vendernos esta cinta como una película
de horror, lo cierto es que ese elemento se utiliza de manera sumamente
superficial. La Cumbre Escarlata
cuenta con elementos de terror, indudablemente, pero en general se puede
clasificar como una historia de amor o incluso un cuento de hadas, uno oscuro y
en momentos retorcido, lo cual no es nada malo por sí solo.
El aspecto
visual es simplemente hermoso. El cuidado en los elementos visuales no se
limita a los elaborados escenarios, sino que también se extiende a los
elegantes vestuarios de época e incluso a la iluminación y el propio trabajo de
maquillaje en los actores. Nada de esto es verdaderamente sorprendente si tomamos
en cuenta que es precisamente todo lo referente a lo visual lo que l ha dado a Guillermo
del Toro un gran renombre en el cine actual.
Las
actuaciones son bastante buenas, sobre todo la de Mia Wasikoska quien por fin
me ha demostrado que puede ser una buena actriz. Cierto, Wasikiska ha tenido
más papeles aparte de este, pero el único que he tenido oportunidad de ver es
su protagónico en la asquerosa versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas, donde esta actriz no hizo nada
que llamara mi atención, pero por suerte su actuación en La Cumbre Escarlata ha cambiado mi opinión sobre ella para bien.
Con quien
tengo un problema distinto es con Thom Hiddleston. Tal vez sea mí culpa por no
estar familiarizado con otros papeles de este actor, pero sin duda hay algo que
le hace falta para despegarse de su personaje más famoso hasta la fecha: Loki
en el universo cinematográfico Marvel. Su actuación en esta película es buena,
de eso no hay duda, pero su “look” es demasiado similar con el del medio hermano
del Dios del trueno (o tal vez es solo idea de mi muy ñoñesco cerebro).
El punto más
débil de la cinta es el supuesto terror que intenta evocar. Las apariciones
fantasmales son muy interesantes y hasta cierto punto escalofriantes, ese no es
ningún problema, el verdadero conflicto surge de su pequeño o nulo impacto en
el desarrollo de la historia. A pesar de que se nos intente convencer de lo
contrario, La Cumbre Escarlata no es
una película de fantasma o casas embrujadas. Podría sacarse completamente el
elemento sobrenatural de la trama y, fuera de perder unos diseños de personajes
bastante buenos, la historia podría seguir sin cambio alguno en su desarrollo.
Al final de
cuentas La Cumbre Escarlata es una buena
película, pero no logra alcanzar las desmedidas expectativas que provoca su
director. Los proyectos de Guillermo del Toro siempre han logrado dejarme con
la boca abierta, sorprendiéndome gratamente cada vez que veo una de sus películas
por primera vez, y esto es en parte lo que aqueja a La Cumbre Escarlata. Acúsenme de fanatismo si quieren (sé que más
de uno lo hará), pero mientras que películas pasadas de Guillermo del Toro han
sido excelentes, La Cumbre Escarlata
es meramente buena “a secas” lo cual no la convierte en mala, simplemente es más
“débil” comparándola con producciones anteriores. Mi recomendación es que vean
esta película en el cine, no deja de ser visualmente sorprendente, pero tengan
en mente que esto es un cuento de hadas más que una película de terror y
acomoden sus esperanzas de manera justa.
La Cumbre
Escarlata: 3/5. Buena.
Mejor que:
Alicia en el País de las Maravillas (2010)
No tan buena
como: El Laberinto del Fauno (2006), Titanes del Pacífico (2013)
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