Y Superman nunca llego…

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author image |febrero 17, 2011
Todos nosotros, para bien o para mal nos hemos desarrollado dentro de un sistema educativo muy criticado por los programas que se implementa, por la manera en la que se maneja la información que se nos enseña, pero sobre todo por la ineficiencia que muestran algunos maestros a la hora de desarrollar su labor de docente para las que fueron contratados.

Desde que recuerdo el problema de los maestros siempre se ha hecho presente diciendo que “ellos” no tienen lo necesario para ejercer dicha labor y que los que están en las aulas, sólo están ahí porque tuvieron suficiente dinero para comprar su plaza o porque, cual título de nobleza, les fueron heredadas de padres a hijos, aunque estos últimos no hayan pasado siquiera por una normal o universidad alguna.

Y en parte eso tiene que ver con el sindicalismo que protege a todas estas personas para mantener dichos “usos y costumbre” dentro del sistema educativo mexicano, sistema que por cierto, esta amagado por ellos, impidiendo que se modernice y se mejore para una sociedad que ve en la educación la “esperanza” de un mañana mejor.

Pero qué pasaría si no existe ese mañana mejor? Qué pasaría si un día despertáramos y nos enteramos que, a pesar de todos sus defectos, nuestro sistema educativo (aun con todos sus demonios) es mucho más eficiente, progresista y “avanzado” que incluso el de los Estados Unidos? Qué creen que pasaría? Sería aterrador no creen?

Lo que sigue ya lo sabía desde la preparatoria, cuando un amigo tuvo oportunidad de irse a vivir unos meses a Estados Unidos como parte de un intercambio estudiantil, en el cual compararían métodos de aprendizajes con sus pares de las escuelas públicas de allá, el resultado (que yo no quería creer) mi amigo (que era muy bueno en matemáticas) tenía los mismos conocimientos (en su grado educativo) que el maestro que enseñaba en aquella escuela pública.

Lo anterior se confirmó al ver Waiting For Superman, un documental dirigido por el cineasta (y ya ganador del Óscar) Davis Guggenheim, que de manera por demás aterradora revela los secretos, los muertos y el verdadero propósito con el que fue creado después de la segunda guerra mundial el sistema educativo de los Estados Unidos.

Guggenheim inicia con un monologo en el que nos narra como hace más de 10 años realizó su primer documental siguiendo a varios profesores de educación pública elemental de las escuelas de los Estados Unidos, los cuales le mostraron la dedicación y el compromiso que tenían para con sus alumnos.

No obstante, tras haber tenido tan de cerca esta experiencia de vida, cuando a él le tocó elegir una escuela para sus propios hijos, decidió pasar de largo por tres escuelas públicas para finalmente inscribirlos en una escuela particular, pero en palabras del mismo director; “al menos (él) tuvo la oportunidad de elegir”.

A partir de ese momento conoceremos a Anthony, Daisy, Francisco, Bianca y Emily, los primeros cuatro son niños que viven en algunas de las zonas más “marginales” (por llamarlas de algún modo) de los Estado Unidos como son (en ese orden) los suburbios de Washington D.C., el éste de Los Ángeles, el Bronx y el Harlem, mientras que la última vive en el mítico Silicon Valley y es la que, en teoría tiene menos problemas económicos que afrontar.

Pero a la larga lo que la unirá a ella con el resto de los niños es la probabilidad de no poder tener acceso a una educación de calidad dentro de un sistema de educación pública que a lo largo del documental demuestra que literalmente: “Está creado para ser un método de selección artificial para que cada quién ocupe el lugar que le corresponde dentro de la sociedad americana”.

Y es que, aun cuando en apariencia el sistema educativo americano es uno de los mejores, está lejos de serlo ya que sus alumnos muestras “abismales” diferencias entre miembros de su mismo grado, esto se debe (según Guggenheim) al hecho de que, desde el principio ya se tienen proyectadas cuales serán las escuelas en las que se generaran a los “futuros líderes de la nación” y cuáles serán las “generadoras de perdedores”.

Como es de suponerse éstas últimas por lo general están ubicadas en las zonas pobres y marginales de las ciudades, escuelas en las que los alumnos tendrán que lidiar con los problemas propios de dichos lugares, como la violencia, las drogas y la violencia intrafamiliar, tendrán que lidiar con profesores que sólo van a cumplir con el requisito de estar presente sus horas y a los cuales no se les puede correr porque “el sindicato” los protege, trabajen o no.

Razón por la cual, para todos aquellos jóvenes que tienen la desgracia de caer dentro de ese sistema la educación pasa a un segundo término, ya que lo único que se quiere es sobrevivir, incluso dentro de la misma escuela, sin embargo, como lo dice el documental, de vez en cuando alguien “sobrevive” y logra pasar al siguiente nivel, pero como es de pensarse, con una gran desventaja académica a comparación de sus pares.

Sí a ésta proyección ya hecha del mismo sistema le aunamos que cada Estado de la Unión tiene alrededor de 10 entidades educativas independientes y que estas a su vez tienden a tener otro número similar de representantes en cada localidad y así sucesivamente, que hace por necesidad que cada uno tenga sus propios estatutos y regímenes de enseñanza, pues eso complica aún más el panorama para los futuros estudiantes.

Pero por si fuera poco, la cerecita del pastel es el mismo Sindicato (y no, no hablo del mexicano) de Maestros que, al ofertar un gran apoyo económico a las campañas de los futuros presidentes estadounidenses han logrado detener cualquier tipo de reforma educativa que terminara con sus privilegios y modernice el sistema educativo (ya parece discurso esto), logrando con ello tenerlo estancado desde los años setenta.

Todo lo anterior ha ocasionado (según Guggenheim) que Estados Unidos se encuentre retrasado décadas en su modelo educativo, lo cual a la larga (y en palabras de Bill Gates) ocasionara que Estados Unidos tenga que “importar” a gente para que trabaje en el desarrollo de sus tecnologías, porque sus actuales estudiantes no estarán lo suficientemente capacitados para desarrollar ese tipo de tareas.

Y esto se debe a que las escuelas privadas no podrán con la demanda de alumnos preparados para terminar la universidad (o siquiera llegar a ella), a la par que el sistema público no puede preparar alumnos capaces siquiera de aprender correctamente matemáticas e inglés, ya no digamos puedan aspirar a una educación superior que les permita salir de su entorno.

Desde el principio Waiting for Superman es un documental que impacta pero que sin duda vale mucho la pena ver, con un desenlace para cada una de las historias de los niños que sigue el director y de las personas que, enfrentándose al sistema siguen intentando cambiarlo, dando con ello una luz de esperanza para todos aquellos que no tienen el dinero para pagar una educación privada.

No obstante para todos los involucrados en el documental todo se resume a tan sólo una cruel y devastadora realidad que se resumen en tener mucha, pero mucha suerte.

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