Soy
demasiado parcial con el trabajo de Steven Spielberg, lo reconozco, eso es poco o nada profesional de mi parte, pero
al menos soy honesto al hablar de ello, eso debe valer algo ¿No? Esto lo digo
porque muy probablemente, si cualquier otra persona se hubiera sentado en la
silla de director para Ready Player One: Comienza
el Juego, inmediatamente tacharía al proyecto como un descarado intento por
vendernos recuerdos nostálgicos de la década de los 80´s, sin ninguna sustancia
más allá de hacernos decir “reconozco esa referencia”, y aunque el producto final
SÍ tiene mucho de esa “venta de nostalgia”, por lo menos viene acompañada de
una entretenida (aunque convencional) historia.
En Ready Player One: Comienza el Juego,
veremos a un joven dentro de una
competencia de videojuegos que podría cambiar el rumbo de la historia. El año es
2045 y el mundo en general es todo menos ideal, por lo que prácticamente toda
la población decide distraerse en un innovador videojuego en un mundo virtual
conocido como “Oasis”. Es en este mundo donde el creador del videojuego, James
Halliday (Mark Rylance), ha creado varias competencias secretas que, al
ganarlas todas, automáticamente otorgaran el control del mundo virtual a cualquiera
que sea capaz de pasar estas pruebas. Wade Watts (Tye Sheridan) es uno de
tantos jugadores que buscan completar las pruebas de Halliday, para lo cual tendrá
que utilizar todo su conocimiento de la cultura pop y así evitar que una
malvada corporación tome el control total de “Oasis”.
Tal vez les
sorprenda saber que NO soy fan de la novela original Ready Player One, lo cual sinceramente hasta a mí me sorprende, después
de todo la novela hace referencia a prácticamente todo lo relacionado con la “cultura
geek”, pero ese es precisamente mi problema, la historia original, aunque si
cuenta con algunos elementos interesantes, en su mayoría no es más que
referencias a muchas otras películas, videojuegos, series de televisión, y un
gran etcétera, sin mucho que aportar por su cuenta, algo que, para mi gusto, la
adaptación cinematográfica arregla en la medida de lo posible. La película también
implementa muchísimas referencias a la cultura popular, pero siempre que puede
trata de que dicha mención sea relevante para la trama, digo, no siempre lo
logra, pero al menos le da al material
un valor más allá de la simple nostalgia de vez en cuando.
La producción
logra adaptar muy bien la novela, pero ojo, la palabra clave aquí es “adaptar”.
La historia del filme es relativamente apegada a la novela, pero muchos
elementos cambian para que la historia fluya con mucho mejor ritmo y que la presentación
sea mucho más “cinematográfica”, después de todo, una película y una novela
tienen sus propias fortalezas, las cuales en ocasiones son imposibles de
trasladar de un medio a otro. Parte de la adaptación de la historia hace que se
caigan en muchos cliches, algo que resulta decepcionante, pero al mismo tiempo
es comprensible (parcialmente al menos). De nuevo, esta simplificación ayuda a
que la trama sea mucho más digerible para cualquiera, y que no se tenga que ser
un “erudito” de la cultura ñoña para disfrutar de la producción.
Los efectos
especiales son verdaderamente buenos, un espectáculo que por si solo vale el boleto
de entrada. La película logra justificar el derroche de efectos visuales
haciendo que la gran parte de la historia se desarrolle en un mundo virtual, lo
cual hace que los efectos especiales puedan enfocare en mostrarnos escenas
completamente irreales y poco creíbles pero que se ven verdaderamente geniales
y son muy, MUY divertidas. El realismo no es una prioridad en este mundo ficticio,
lo más importante es darnos un viaje entretenido, lo cual la película logra
darnos prácticamente todo el tiempo, aunque eso sí, siendo el insufrible mamón de siempre, debo decir que muchas de
estas secuencias parecen comerciales para futuras atracciones de un parque de
diversiones, lo cual me parece demasiado sínico por parte del estudia cinematográfico,
pero luego me doy cuenta que aun así me la estoy pasando bien y se me pasa.
En mi opinión,
Ready Player One: Comienza el Juego logra
entretener a cualquier tipo de público, sea fan de la cultura pop o no, aunque
eso sí, la experiencia es mucho más llevadera para aquellos ñoños que amamos
todo lo relacionado con lo “geek”. La historia puede resultar demasiado
convencional en ocasiones y muchos elementos parecen apresurados, con ello
abriendo varios agujeros argumentales en
la historia, pero el sentido de la diversión no se pierde en ningún momento.
Pienso que el mismo derroche de efectos especiales y el ver tantas propiedades
intelectuales en un mismo lugar son un espectáculo que vale la pena ver en la
pantalla grande al menos una vez, aunque
la historia en general no sea tan interesante. Denle una oportunidad a Ready Player One, si no les fascina, al
menos lograra entretenerlos por un rato.
Ready Player
One: Comienza el Juego: 3/5. Buena.
Mejor que:
Tron: Legacy (2010), Titanes del Pacífico: La Insurrección (2018), Emoji La
Pelicula (2017)
No tan buena
como: Scott Pilgrim vs los Ex de la Chica de Sus Sueños (2010)
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