No sé cómo
empezar esta reseña, lo cual puede sonar bastante mal, pero si lo piensan bien,
es una buena forma de decir que Good
Time: Viviendo al Límite me dejo sin palabras (eso o una desesperada forma
de justificar mi propia incompetencia, juzguen ustedes mismos). Tal vez desde
un principio esté alagando más a este filme de lo que debería, pero basta decir
que si hubiera visto esta cinta el año pasado, creo que fácilmente se hubiera
colocado en mi lista de mejores películas del 2017.
En Good Time: Viviendo al Límite veremos la
historia de un hombre desesperado por salvar a su hermano. Constantine “Connie”
Nikas (Robert Pattison) es un criminal de poca monta que recluta a su hermano
Nick (Ben Safdie) para ejecutar un robo. Cuando el crimen no termina como se planeó,
Nick es capturado. Debido a la deficiencia mental de Nick, su hermano “Connie”
duda que pueda sobrevivir dentro de prisión por mucho tiempo. Desesperado, “Connie”
hará todo lo posible por ayudar a su hermano.
Desde
ahorita les voy a contar sin spoilers (en la medida de lo posible) lo que más
me fascinó de la película: El protagonista, pero ojo, dije protagonista, no héroe.
El personaje interpretado excelentemente por Robert Pattison es una persona
realmente detestable, capaz de hacer cualquier cosa con tal de salirse con la
suya. “Connie” es un personaje prácticamente irredimible con una sola cualidad,
el amor incondicional a su hermano. Lo anterior presenta al espectador una dicotomía
interesante (¡huy! “Dicotomía”, miren a quien le regalaron un diccionario en navidad).
Aunque vemos al protagonista hacer toda clase de cosas reprobables, todo es
para tratar de alcanzar un bien mayor ¿Esto justifica sus acciones? ¿Es un caso
de “el bien justifica los medios”? ¿Esto deja ver un poco de bien dentro de “Connie”
o es solo otra forma de hundirlo más en su larga lista de viles acciones? El
filme expone estas preguntas dejando que el público llegue a sus propias
conclusiones.
Aun con lo
grotesco que resulta el personaje principal y sus acciones, es imposible no
emocionarse con el desarrollo de la trama. Durante toda la película vemos al
protagonista tratando de encontrar la “salida fácil” a más de una situación,
casi siempre complicándose las cosas para él mismo y todos a su alrededor en el
proceso. La historia termina siendo una carrera contra el tiempo para “Connie”,
pero más que eso, una carrera desesperada por evadir las consecuencias a sus
propias acciones, siempre alcanzándose a ver una luz al final del túnel, el
problema es no saber si esa luz es una salida o un tren que se acerca a toda
velocidad para arrollar al protagonista. Sólo para aclarar, lo anterior es solo
una metáfora, pero la historia tiene momentos tan intensos que incluso un
escenario como ese bien pudo haber aparecido en la película.
Se escucha
muy mamón, lo sé, pero Good Time:
Viviendo al Límite me dejo emocionalmente exhausto, algo que pocas cintas
en mi vida han logrado hacer. La película resulta genuinamente emocionante todo
el tiempo, y aunque puedo entender que más de una persona se sienta decepcionada
con el desenlace, a mi parecer resulta prácticamente perfecto, incluso la
secuencia de créditos es sumamente emotiva. No, no creo que Good Time sea precisamente un rato “agradable”
para todo el mundo, sobre todo para aquellos que están acostumbrados a películas
más convencionales, pero si están dispuestos a salir un poco de su zona de confort,
Good Time: Viviendo al Límite les
resultara interesante y muy, muy emocionante.
Good Time:
Viviendo al Límite: 4/5
Mejor que:
Trainspotting 2: La Vida en el Abismo (2017).
No tan buena
como: Trainspotting (1996), Réquiem por un Sueño (2000).
Comentarios