Si ya existe
un término para ello, sinceramente lo desconozco, pero esta tendencia de hacer
superproducciones hollywoodenses extravagantes que fracasan espectacularmente y
que siempre cuentan con un extraño sentido de autocomplacencia que termina en
desastre se ha vuelto una práctica bastante común últimamente. Drácula: La Leyenda Jamás Contada, El Destino de Júpiter y Dioses de Egipto son los primeros
ejemplos que me vienen a la mente en cuanto a estas producciones elegantemente
incompetentes y esta “tradición” continua este año con El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada, que aunque dista mucho de
ser una buena película, su extravagante torpeza tiene un cierto encanto difícil
de explicar.
En El Rey Arturo: La Leyenda de la Espada
veremos… bueno, creo que el titulo lo dice todo. Después de una cruenta batalla
a las puertas de la Camelot, el rey de este legendario reino es traicionado,
obligando a un pequeño Arturo Pendragon a escapar en una balsa mientras es
testigo del asesinato de sus padres. Creciendo en las calles de una gran metrópolis
y con vagos recuerdos de su pasado, Arturo (Charlie Hunnam) se ve obligado por
el destino a regresar a Camelot y tomar su lugar como el legítimo rey.
Es curioso
ver cómo, a pesar de tener una fuerte influencia en las obra de fantasía medieval,
la leyenda Arturiana parece ser imposible de recrear de manera adecuada en la
pantalla grande, tradición que El Rey
Arturo no planea romper. De hecho, y en un cambio que me parece incomprensible,
la interpretación del legendario rey Arturo que vemos en esta cinta tiene mucho
más en común con Robin Hood que con el afamado rey de Camelot, presentándonos a
un Arturo que roba a los ricos para dar a los pobres y de paso amasar su propia
fortuna, esto último sin ninguna motivación aparente.
La estética de
todo el filme parece estar desesperada por alejarse de la fantasía y al mismo
tiempo no teme agregar elementos mágicos y sobrenaturales siempre y cuando
ayude a avanzar la trama, haciendo que la producción se sienta muy indecisa en
cuanto a que dirección quiere tomar ¿Falsa “identidad histórica” o cuento de
hadas? La película intenta mezclar ambos conceptos pero estos nunca encajan de
manera convincente.
Toda la película
tiene cierta vibra de video musical noventero que es tanto ridículo como entretenido
por su manejo. El filme usa (y abusa) de montajes editados de manera rápida y caótica,
algo que ayuda a que la historia siga su marcha pero que, en estos pequeños intervalos
que duran si acaso un par de minutos, vemos aventuras y escenas de acción sumamente
condensadas, dejándonos ver solamente pequeños rastros de una historia
verdaderamente entretenida, o por lo menos mucho más interesante que la
supuesta trama principal del filme. Estos montajes se sienten casi como ir a un
exótico parque de diversiones pero nunca pasar más allá del estacionamiento.
El Rey Arturo: La Leyenda de la
Espada se siente
como un absurdo intento de modernizar una leyenda antigua, lo cual es una
tremenda estupidez, ya que al hacer algo así se pierde la esencia que ha vuelto
tan memorable a la historia original. El Rey
Arturo es un desastre de principio a fin, pero por lo menos puedo decir que
es un desastre entretenido, como ver a alguien caerse e inevitablemente soltar
una carcajada, digo, está bastante mal regodearse en la desgracia ajena, pero
al mismo tiempo y de manera involuntaria, es imposible no reírse aunque sea un
poco. Para bien o para mal la película nunca cruza esa line de “tan mala que es
buena” y se queda simplemente en mala, entretenida tal vez, pero
definitivamente mala. No puedo recomendar ver esto pero tampoco voy a negar que
me divirtió muchísimo con su falso sentido de grandilocuencia (supongo que
ahora sé cómo se siente la gente al leer mis reseñas).
El Rey
Arturo: La Leyenda de la Espada: 1/5. Mala.
Mejor que:
El Rey Arturo (2004)
No tan buena
como: La Espada en la Piedra (1963), Excalibur (1981), El Primer Caballero
(1995), Los Caballeros de la Mesa Cuadrada (1975).
Comentarios