Puede que en
la actualidad se haya olvidado un poco, pero el impacto que causo El Aro dentro del cine de horror sigue
siendo notable hasta la fecha. El Aro
no solo abrió las puertas a una estética de horror bastante diferente a lo que
se nos tenía acostumbrado, también fue capaz de hacernos voltear a ver el tipo
de horror que se maneja fuera del trillado cine hollywoodense. Es debatible
pero en mi opinión la influencia causada por El Aro ha sido imitada innumerables veces pero nunca verdaderamente
igualada, por lo que resulta interesante ver qué innovación puede traer a la
mesa El Aro 3; la respuesta
tristemente es un “nada nuevo”.
En El Aro 3 veremos las consecuencias de
una maldición causada por un video embrujado. Después de perder contacto con él,
Julia (Matilda Lutz) decide ir a la universidad en la que estudia su novio Holt
(Alex Roe). Julia no logra encontrar a su desaparecido novio, en lugar de ello
se topa con una extraño y excéntrico profesor universitario que realiza un experimento
que, según él, podría ser la prueba irrefutable de la existencia del alma
humana, estudio que aparentemente involucra un video de origen sobre natural.
Cuando Julia inadvertidamente se ve afectada por la maldición, la joven deberá
resolver el misterio del video antes de que sea demasiado tarde.
Primero que
nada me gustaría señalar que, aunque tal vez la intención no sea más que
colgarse de la fama de la película original, la producción intenta dar una continuación
a la historia en lugar de ser un reinicio de la franquicia (algo muy socorrido últimamente
en el cine). Fuera del crucial “video maldito”, El Aro 3 tiene poca o nula relación con las cintas anteriores, lo
cual ayuda a que la película sea mucho más fácil de abordar para nuevos
espectadores pero, tal vez intencionalmente, este “nuevo” público es el único que
tiene en mente el filme. Parte del encanto de El Aro original era el misterio que envolvía al críptico video
maldito, enigma que se repite en esta secuela pero que, como en mi caso, es una
interrogante a la cual ya todos conocemos la respuesta si vimos la primera película.
El Aro 3 trata de mitigar esta repetición
dándonos un misterio nuevo pero que, por diseño o por torpeza, se siente como
una copia barata de la intriga original, lo cual le quita bastante impacto a
cada nueva revelación que nos brinda la trama.
No tengo
ninguna base para afirmarlo, después de todo una producción cinematográfica toma
demasiado tiempo, pero la segunda mitad de la película se siente como si
alguien estuviera desesperado por hacer un combinación entre El Aro y No Respires (una de mis películas favoritas del año pasado) sin
darse cuenta de que ambos tipos de horror no son verdaderamente compatibles el
uno con el otro, haciendo que la película se quede como el perro de las dos
tortas.
Lamentablemente
los mejores elementos de la película son los que ya hemos visto con anterioridad,
lo que resulta una gran ironía cuando tomamos en cuenta que, por lo menos en su
momento, lo que más llamaba la atención de El
Aro era sus innovadoras imágenes cripticas y horror psicológico, elementos
que si bien El Aro 3 logra recrear
adecuadamente, es incapaz de agregar algo nuevo a la formula. Desde el inicio
me la he pasado alabando El Aro
original pero eso se debe a que lo único que logra hacer El Aro 3 es recordarme lo superior que resulta la primera película
de la serie. A final de cuentas El Aro 3
se siente como la versión “light” de la franquicia, resultando así una buena introducción
a la serie para nuevos espectadores pero insuficientemente interesante para
quienes ya conocemos a la malvada Samara desde tiempo atrás.
El Aro 3:
2/5. Meh.
Mejor que:
La Reencarnación (2016), El Aro 2 (2005).
No tan buena
como: El Aro (2002), No Respires (2016), La Maldición Imborrable (2015).
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