Dentro de
los diversos mundos de ficción a los que nos gusta adentrarnos de vez en
cuando, pocos personajes pueden llamarse icónicos y al mismo tiempo
increíblemente versátiles; el primer personaje que me viene a la mente con las características
ya mencionadas es Batman, pero en un muy cercano segundo lugar se encuentra el
rey de los monstruos, Godzilla, quien dependiendo del medio en que se maneje
puede ser desde un súper héroe defensor de la tierra hasta una fuerza
destructiva de la naturaleza, y aunque ambas interpretaciones son casi opuestas
una de la otra, el personaje puede encajar en cualquiera de ellas (o incluso en
un lugar intermedio) sin ninguna dificultad. La versatilidad de Godzilla es un
recurso que le ayuda a jugar con las expectativas del público, quienes
usualmente no sabemos que esperar con cada nueva reinterpretación del
personaje, lo cual sigue siendo el caso en Shin
Godzilla, película que, aunque debo reconocer que disfrute enormemente, también
debo decir que no es para todo el mundo.
En Shin Godzilla veremos el regreso a la
pantalla grande del rey de los monstruos. Un extraño e inexplicable fenómeno ambiental
en la bahía de Tokio resulta ser solo el preámbulo a una de las crisis más devastadoras
a las que se enfrenta Japón, ya que desde las profundidades del mar se levanta
una enorme y aterradora criatura que amenaza con destruir por completo al país
del sol naciente. Al toparse cara a cara con una crisis nunca antes vista, el
gobierno japonés se verá obligado a tomar decisiones cada vez más difíciles para
tratar de detener al monstruo.
Un título
más adecuado para Shin Godzilla podría
ser “Godzilla VS La Burocracia Japonesa”, pero eso no suena ni remotamente
atractivo. La película se siente como una respuesta directa a la interpretación
norteamericana más reciente de Godzilla, en el sentido en que en la versión norteamericana
el personaje principal es un soldado estadounidense y la respuesta en contra de
Godzilla es casi inmediatamente velica, mientras que en Shin Godzilla el “protagonista” es prácticamente un funcionario público
de alto rango que trata de buscar la mejor solución al desastre que representa
Godzilla, desde un nivel social, estructural, incluso económico y ecológico, lo
cual puede sonar ridículo, y lo es, pero eso sirve tanto para crear un sentido
del humor bastante extraño (pero efectivo) y al mismo tiempo tanto criticar
como, de cierto modo, enaltecer al gobierno japonés.
Siguiendo
con el excéntrico sentido del humor, gran parte de la película se desarrolla en
junta tras junta tras junta de altos funcionarios de gobierno, casi siempre enmarcada
con una banda sonora extremadamente épica (casi sacada directamente de la versión
original de Evagelion), creando un
contraste sumamente ridículo. Para bien o para mal, este tipo de escenas se
repiten muchísimo, lo cual convierten al filme en algo cansado y repetitivo,
pero me atrevo de decir que ese es precisamente el punto, después de todo, la
burocracia es aburrida, exasperante y repetitiva aquí y en China (o en este
caso Japón) ¿O no?
Las escenas
en las que aparece el mismísimo Godzilla son relativamente escasas, lo cual
siempre es una decepción PERO (y este es un GRAN “pero”) cada una de ellas es
verdaderamente gloriosa. Aquí vemos todo lo que ha hecho famoso a Godzilla
desde hace más de 50 años de trayectoria, con una combinación de diversos
efectos visuales, desde marionetas, uso de miniaturas, los propios trajes de
cuerpo entero de Godzilla e incluso un dosis de efectos por computadora, tristemente
estos últimos son los peor logrados y en ocasiones contrastan horriblemente con
el resto de los efectos especiales. Aun con sus fallas, cada que Godzilla
domina la pantalla es una explosión de emoción ´para el espectador, de hecho
debo confesar que durante estas escenas tuve que usar toda mi fuerza de
voluntad para no pararme y gritar emocionado, evitando estar saltando y
agitando los brazos con una estúpida sonrisa de oreja a oreja, cual niño de
cinco años que ha comido mucha más azúcar de la que debería.
Shin Godzilla es un punto intermedio entre las
interpretaciones anteriores del personaje, ya que aunque cuneta con un sentido
del humor muy particular, también refleja su faceta más seria como una analogía
de la destrucción sufrida por Japón a causa de la segunda guerra mundial (algo
que la película dice explícitamente en determinado momento). Debo aceptar que
si fuera un niño viendo Shin Godzilla,
encontraría al filme extraordinariamente tedioso, pero el “aburrimiento”
provocado valdría completamente la pena con tal de experimentar las grandiosas
escenas en las que aparece Godzilla. Si buscan una película llena de acción,
definitivamente Shin Godzilla no es
para ustedes, pero si son fans del personaje, Shin Godzilla es una moderada muestra de lo que ha vuelto famosos a
Godzilla alrededor del mundo a lo largo de tantos años.
Shin
Godzilla: 3/5. Buena.
Mejor que:
Godzilla (1998), Godzilla (2014).
No tan buena
como: Godzilla (1954), Godzilla Final Wars (2004). Esta última es la que tienen
que ver si lo que quieren es una película de acción de Godzilla increíblemente
tonta pero extraordinariamente divertida.
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