Yo no soy supersticioso
porque eso es de mala suerte, pero aun así nunca me atrevería a jugar Ouija por
el simple hecho de que, como ya he mencionado en múltiples ocasiones, soy de
las personas más cobardes que podrían conocer en su vida. Ya sea mera autosugestión
o verdaderamente algo más, la Ouija como elemento narrativo en películas de
terror es algo bastante socorrido y aunque a primera vista Ouija: El Origen del Mal no hace algo terriblemente original con el
concepto, sí logra darnos una de las mejores películas de terror del año.
En Ouija: El Origen del Mal nos
encontraremos con la familia Zander y su aterrador encuentro con lo
sobrenatural. Alice Zander (Elizabeth Reaser) es una mujer viuda que se encarga
de criar a sus hijas lo mejor que puede y para proveer a su familia se dedica a
hacer “lecturas” o contactos “psíquicos” con los muertos, algo que ella misma
toma como un espectáculo circense más que como verdadero ejercicio espiritual.
Las cosas cambian cuando su hija menor, Doris (Lulu Wilson), juega con la
misteriosa Ouija, lo cual provoca que la familia empiece a experimentar
verdadero contacto con el más allá. Aunque en un principio Alice es feliz de
encontrar una manera de contactar a su fallecido esposo, las cosas cambian rápidamente
cuando se da cuenta de que su marido no
es la única presencia sobrenatural en la casa.
Uno de los
elementos más destacables de la película es su presentación. La historia misma
se lleva a cabo en la década de los 60´s y tanto el vestuario como la música refleja
esa época a la perfección, pero no contento con ello la producción se da a la
tarea de ir aún más allá para sumergir al espectador en la historia, dándole a
la cinta unos cuantos detalles visuales extra. La película tiene un aspecto “deslavado”
(por llamarlo de alguna manera) que le da al filme un tono de color similar a
la de una película filmada verdaderamente en los años 60´s, además de que
utiliza ciertos elementos que hacen parecer que la cinta es proyectada de
manera tradicional mediante filme y no de manera digital. Puede que este tipo
de detalles no afecten de manera determinante a la trama pero sin duda ayuda a
que la cinta tenga una identidad propia.
El personaje
del niño o niña poseído se utiliza bastante en el género de terror pero desafortunadamente
este elemento pierde su efectividad cuando el actor o actriz no da el ancho
para el papel, por suerte ese no es el caso aquí. Lulu Wilson le da un rango
bastante amplio a su personaje, logrando plasmar inocencia o malicia según lo
requiera la escena, en ocasiones expresando emociones totalmente opuestas en un
parpadeo dentro de una misma escena. Definitivamente Wilson destaca en su papel
de manera bastante impresionante.
Ouija: El Origen del Mal toma mucha inspiración en clásicos del
género (especialmente de El Exorcista)
pero evita caer en el plagio descarado al aportar una estética propia. Por si
lo anterior fuera poco, la trama también logra sorprender al espectador en un
par de ocasiones sin necesidad de romper las reglas que la misma historia se
plantea. Ouija: El Origen del Mal no
pretende reinventar la rueda de las películas de terror, en lugar de ello utiliza
los elementos más “clásicos” (por no decir trillados) del mismo y nos da una
entretenida historia de horror, de esas que son perfectas para ver a mitad en
la noche acurrucado en el sillón con un gran plato de palomitas. Ya saben que
no soy muy aficionado a las películas de terror por lo que el hecho de que
recomiende tan ampliamente esta película habla bastante bien de Ouija: El Origen del Mal.
Ouija: El
Origen del Mal: 4/5. Muy Buena.
Definitivamente
la segunda mejor película de terror que he visto en el 2016 ¿Cuál es la
primera? La Bruja.
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