Nada de
introducciones mamonas, hoy vamos directo al punto: Kubo y la Búsqueda del Samurái es mi película favorita del 2016, la
única razón por la que no la considero lo mejor del año es que aún nos quedan
poco más de dos meses para que termine el 2016 y de todas formas veo difícil que
algo pueda superar a Kubo. Si confían en mí, simplemente vayan al cine en este
momento, no sé preocupen, yo aquí los espero…
¿Listo? Ok,
entonces ahora sí, ahí va la reseña.
En Kubo y la Búsqueda del Samurái veremos
las aventuras de un niño en busca de tres objetos mágicos que le ayudaran a
protegerse de un peligroso enemigo. Kubo es un pequeño niño que tiene un poder
muy inusual: crear y controlar todo tipo de figuras de papel mediante su
shamisen (instrumento musical japonés), talento que utiliza para contar
historias en una aldea y así ganarse el sustento para él y su madre enferma.
Una noche Kubo se topa con dos extrañas y tenebrosas figuras que dicen ser sus
familiares quienes lo atacan al instante, por suerte la madre de Kubo aparece
en el último segundo para protegerlo y al mismo tiempo le ordena que vaya en
busca de los tres objetos mágicos que pertenecían a su padre. Sin tener ninguna
otra opción, Kubo se embarca en la aventura más grande de su vida.
Hay cosas
que son simplemente innegables en esta vida: Todo lo que sube tiene que viajar,
el agua moja, la pizza es el mejor invento en la historia de la humanidad y las
películas del estudio Laika son hermosas. No estoy exagerando. Tal vez no todas
las películas del estudio pueden considerarse buenas en cuanto a su historia
(personalmente sigo decepcionado por Los Boxtrolls)
pero lo que tienen en común es una animación de stop motion es simplemente bella, con una especial atención
hasta en el más pequeño e insignificante detalle, algo que si sumamos que este
tipo de animación es extraordinariamente demandante y complicado, sólo hace que
mi admiración por la producción crezca aún más. Perdón si me escucho más pedante
de lo usual, pero el trabajo del estudio Laika es verdadero arte y no jaladas.
Puede que
sea demasiado obvio decirlo, pero es mejor irse a la segura y aclarar que la trama
es influenciada fuertemente por el folklor japonés, y no me refiero solamente a
la cuestión geográfica en la que se desarrolla la historia. Hasta donde sé, la película
no está basada en ninguna historia o cuento de hadas nipón en particular, pero
tanto sus personajes como la estructura del relato bien podrían pasar por un
cuento clásico del país del sol naciente. Esto incluye también un desenlace que
tal vez parezca un poco fuera de lugar pero, de acuerdo con la estética de un
cuento japonés, resulta bastante adecuado. Siguiendo con el final de la película
(no se preocupen, no pienso arruinarlo), el filme toma una decisión bastante
atrevida, algo que me preocupo en un principio ya que últimamente he tenido la
mala experiencia de ver finales poco convencionales que terminan echando por la
borda su propia originalidad y eligen una opción más convencional, por suerte,
y de forma que solo me hace amar aún más esta cinta, la historia no teme mantener
su curso a un final que nos deja con un sabor agridulce.
Otro detalle
que simplemente me encantó y que es completa, total e inequívocamente gusto
personal es el trabajo de doblaje, que es mucho mejor de lo que usualmente
estoy acostumbrado. Aunque todo el reparto hace un trabajo muy bueno, debo
aplaudir específicamente el papel de Cecilia Suárez, quien da vida a su
personaje con una muy buena actuación. Si me permiten divagar un poco, muchos
creen que el trabajo de doblaje es simplemente sentarse a leer líneas frente a
un micrófono y ya (si lo sabré yo, eso es lo único que hago), pero el doblaje
es mucho más complejo que eso, ya que no deja de ser actuación que se basa
solamente en el trabajo de las cuerdas vocales, lo que es mucho más complicado
de lo que suena. Suárez logra inyectar una gran gama de emociones a su
personaje, dándonos una de las mejores actuaciones vocales que he escuchado en
un buen tiempo.
Tal vez
estoy siendo demasiado vago con mis descripciones, pero déjenme asegurarles que
esto es intencional de mi parte, ya que entre menos sepan sobre la producción, más
agradables serán las sorpresas que se encuentren en ella. Animación
espectacular, una banda sonora hermosa que se mezcla a la perfección con la
narrativa, doblaje más que competente y una historia con un distintivo sabor clásico,
todo envuelto en un bello filme, simplemente grandioso. Me cuesta mucho trabajo
encontrar alguna falla, pero si he de hacerlo (y créanme que lo hago muy, muy a
la fuerza), tendría que decir que uno de los personajes es más molesto que
gracioso, pero eso ya es estar buscándole tres pies al gato. Si solo van a ver
una película en el cine durante todo el año… diría que tienen que salir más
seguido, pero si sólo pueden ir una vez, asegúrense de ver Kubo y la Búsqueda del Samurái. Personalmente no creo que exista
algo que se pueda llamar “la película perfecta” pero Kubo definitivamente está
muy cerca de alcanzar ese título.
Kubo y la Búsqueda
del Samurái: 5/5. ¡¡¡Excelente!!!
Simplemente
la mejor película del estudio Laika hasta la fecha, y tomando en cuenta su
trayectoria, eso es muy, MUY impresionante.
Comentarios