1er Matsuri de Cine Japonés (2016): Cuentos de Tokio/Tokyo Story (Tokyo Monogatari)

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author image |septiembre 14, 2016

 
Ya sea música, literatura, cine o cualquier otra expresión artística, un clásico puede ser del agrado de la gente o no, pero hasta los más ávidos detractores deben reconocer que usualmente cuando una obra llega al estatus de “clásico” se debe a su importancia dentro del medio al que pertenece. No hay nada que dicte que algo considerado como un clásico deba ser universalmente venerado por todo el mundo, o por lo menos eso es lo que quiero creer ya que sí existe una ley en contra de aquellos que no disfrutan de lo que se le llama clásico, debo declararme culpable y decir que, a pesar de que Cuentos de Tokio (Tokyo Monogatari) sea considerada una de las mejores películas en la historia del cine, la verdad es que me resulto extraordinariamente aburrida.
En Cuentos de Tokio veremos la historia de un par de ancianos que van a visitar a sus hijos a la ciudad de Tokio. Shukichi (Chishu Ryu) y Tomi Hirayama (Chieko Higashiyama) son una pareja de adultos mayores que viven en el tranquilo Onomichi y deciden hacer un largo viaje al bullicioso Tokio para visitar a sus hijos.
Puede que la descripción anterior sea extraordinariamente sencilla, pero a grandes rasgos esa es prácticamente toda la trama del filme. La película bien podría ser una fotografía de la vida en Japón durante los años 50´s, lo cual sin duda le da un valor histórico importante. Verdaderamente la cinta nos cuenta la visita de esta pareja a sus hijos y nada más.
El filme tiene un compromiso con el realismo. No existen grandes intrigas, ni secretos familiares terribles, no hay giros que tomen por sorpresa al espectador, en verdad Cuentos de Tokio es el retrato de una familia cualquiera y su vida diaria, lo cual suena bastante aburrido (y lo es), pero no carece de un contenido más profundo aunque igualmente cotidiano. Podría decirse que lo más “importante” del filme se nos da en los últimos minutos de la historia que resultan una cubetada de agua fría, no por ser algo inesperado sino por tratar con algo que, quizás inadvertidamente, vivimos todos los días sin siquiera pensarlo. Esto podría hacernos pensar que existe la posibilidad de ahorrarse la gran mayoría de la película y mirar el final directamente, pero hacer eso reduciría tremendamente la efectividad del desenlace. El final de la película es bueno pero para poder disfrutarlo por completo hay que recorrer un largo, lento, aburrido e ineludible camino.
Puedo ver como aquellos que sí saben de lo que hablan pueden considerar Cuentos de Tokio como una obra maestra. El retrato común y corriente de una familia suena bastante aburrido, pero eso no significa que carezca de un trasfondo muy humano. La historia de los Hirayama es un cuento de padres e hijos, de la brecha generacional que el tiempo se encarga de abrir cada vez más para separarlos, de la desilusión tanto de padres e hijos por no alcanzar las grandes expectativas que se tienen unos de otros y, a pesar de ello, la película nos habla del amor incondicional que existe en los lazos familiares aun cuando ese amor no sea visible a primera vista. A pesar de todo lo anterior Cuentos de Tokio no deja de sentirse terriblemente aburrida, por lo menos para un público contemporáneo debido a su presentación. Como un snob que ama incondicionalmente el cine debo decir que me siento bien por haber visto esta película ya que no deja de ser una pieza importante en la historia del cine pero sinceramente es algo que no tengo ni el más mínimo interés en volver a ver.

Cuentos de Tokio: 2/5. Meh.

Si te gustó, considera ver: Godzilla (1954), Los Siete Samuráis (1954). Ambas cintas no tienen nada en común con Cuentos de Tokio, pero me resultan un ejemplo más entretenido del cine japonés de los 50´s.

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