Existen
varios tipos de películas que se pueden denominar como “malas”. Hay películas que
son tan malas en su ejecución e incompetencia que resultan extraordinariamente
divertidas, como ver a alguien caerse, tal vez no deberíamos reír pero instintiva
e irremediablemente lo hacemos; existen aquellas que son tan malas que causan
pena ajena, como ver a un amigo borracho tratando de ligar pero debido a su
estado de ebriedad hace que el susodicho le vomite encima a la chica; hay películas
que son tan malas que resultan un insulto a la inteligencia de cualquier ser
pensante, como aquellas personas que en tiempos de elecciones votan por el
candidato que se ve mejor en la tele. Finalmente tenemos a las películas que provocan
tristeza, aquellas que cuentan con un gran potencial que se ve mal encaminado y
desperdiciado, igual que yo, si es que le preguntan a mis padres. El Exorcismo de Anna Waters cae en esta última
categoría: la de potencial desperdiciado.
En El Exorcismo de Anna Waters veremos a
una reportera tratando de esclarecer la muerte de su hermana. Tras el aparente
suicidio de su hermana Anna, Jamie Waters (Elizabeth Rice) viaja a Singapur
para el funeral de Anna. Jamie empieza a ser testigo de extraños fenómenos sobrenaturales,
lo que la hacen investigar más afondo el caso de su difunta hermana, y lo que
encontrara es una terrible conspiración demoniaca.
Usualmente
trato de dar la menor cantidad de spoilers posibles en mis reseñas, pero en
este caso es imposible explicar porque la película resulta tan mala sin arruinar
prácticamente toda la trama, así que si tienen el mas mínimo interés este film,
lo mejor sería que dejaran de leer, pero si continúan conmigo bien se pueden terminar
ahorrar el precio del boleto del cine.
En un
principio la película no da señales de ser más que un filme más en la casi
interminable ola de películas sobre posesiones demoniacas y casas embrujadas,
pero poco a poco nos va presentando elementos que, si bien no son precisamente únicos,
si hacen que la trama se vuelva mucho más interesante. Entre estos elementos se
encuentra un misterio que bien podría ser sacada directamente de un foro de teorías
de conspiración en internet, una de esas ideas que no deja de ser ridícula pero
que al mismo tiempo se plantea con tal cuidado que la hace ver creíble. Este
misterio se resuelve prácticamente a la mitad del filme, pero
desafortunadamente la película se empeña en seguir dándole vueltas a un
misterio que el espectador ya ha resuelto por sí mismo, haciendo que la trama
sea totalmente redundante y que parezca un perro persiguiendo inútilmente su
propia cola.
Aun con lo
repetitivo de la historia, la cinta cuenta con cierto encanto que es difícil de
describir. Cierto, utiliza mucho recursos gastados en el género de terror, pero
fuera del tan famoso y odiado “jump scare” acompañado de fuertes sonidos, la película
logra crear una atmosfera de misterio que, si bien es ligera, es
suficientemente interesante como para capturar la atención del espectador.
Desafortunadamente todo esto se arroja por la ventana una vez que llegamos al
final del tercer acto. Al llegar final de la historia, pareciera que el
director y escritor de la película (Kelvin Tong) entrara en un ataque de pánico
y arrojará todo cliché existido y por existir, robando todo elemento imaginable
de películas como El Exorcista, El Conjuro y una dosis de El Aro, pa´que amarre, convirtiendo el
final del filme en un completo desastre que no tiene ni pies ni cabeza.
Imaginen que
están escuchando a un pianista en un bar, no es ni de cerca un prodigio musical
y de vez en cuanto falla algunas notas, pero
el tipo es un músico medianamente competente de todos modos. Ahora
imaginen que se acerca el final de la melodía y repentinamente el pianista
olvida completamente las notas de la canción y, en un evidente intento
desesperado por seguir tocando, comienza a golpear frenéticamente el teclado tanto
con manos como con los pies, además de estar azotando el rostro continuamente
en las teclas del piano, convirtiendo lo que hasta el momento era algo decente
en un completo e incorregible desastre, asi precisamente se siente esta película.
El Exorcismo de Anna Waters cuenta
con buenas ideas que se ejecutan terriblemente, lo cual, como dije al
principio, termina dándonos una película tristemente mala. Definitivamente no
hay razón para ver esto en el cine, pero debido a esas buenas ideas mal
ejecutadas yo diría que la vieran cuando salga en Netflix y no haya nada mejor
que hace.
El Exorcismo
de Anna Waters: 1/5. Mala.
Aunque no
puedo decir que El Exorcismo de Anna
Waters sea la peor película de terror que haya visto en mi vida, si tengo
que decir que es la peor película de terror del año.
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