Al principio
del año declare abiertamente mi repudio por el cine mexicano en la actualidad,
algo que directamente afecta mis expectativas de manera negativa al ver una película
de este tipo en el cine. Como si mis propios prejuicios no fuesen suficientes,
casi todo el material promocional (llámense trailers y/o posters) sobre ¿Qué Culpa tiene el Niño? me pintaban una comedia romántica mediocre con
poco o nada de originalidad, lo cual no ayuda mucho a su caso. Lo que intento
decir es que al entrar a ver ¿Qué Culpa
tiene el Niño? yo estaba listo para una experiencia nada placentera, pero al
final de cuentas la película no fue la tortura que creí que sería.
En ¿Qué Culpa tiene el Niño? veremos las
andanzas de un par de jóvenes al que un “pequeño accidente” les cambiara la
vida por completo. Durante la boda de un amigo, Maru (Karla Souza) se deja
llevar por la bebida hasta llegar al grado de no recordar lo que hizo esa
noche. Poco tiempo después esa “noche de diversión” se convierte en un problema
cuando Maru descubre que está embarazada. Ahora la joven deberá decidir cómo
manejar la situación y si puede (o debe) confiar en el presunto padre de su
hijo.
Sé que es
una manera muy extraña de comenzar formalmente con la reseña, pero lo primero
que tengo que sacar de mi pecho es lo terriblemente mala que es la banda
sonora. La música, además de ser completamente genérica, se utiliza para
establecer el tono de las escenas, lo cual es la función de una banda sonora,
pero se usa de manera tan obvia que parece sacado de un mal programa de comedia
de televisión abierta. Para empeorar aún más la situación, constantemente se
utilizan sonidos “chuscos” para tratar de enfatizar un chiste, lo cual resulta
una medida que se siente “barata”. Lo único que le falto es contar con risas
grabadas.
La gran mayoría
de la comedia se basa en escenas tipo “pez fuera del agua”, poniendo a uno o
varios personajes fuera de su zona de confort y dejando que el contraste entre
entorno y personaje se encargue de la comedia. Este tipo de planteamiento se
utiliza constantemente, y en teoría es el único chiste que tiene la cinta, pero
la variedad de escenarios hace la formula no se sienta TAN repetitiva. Prácticamente
el filme cuenta un solo chiste, pero lo cuenta de muchas formas diferentes y no
todas ellas funcionan.
No nos
engañemos, TODOS sabemos cómo va a terminar el conflicto de dos personajes en
una comedia romántica. No se trata de saber si los dos personajes principales
van a convertirse en una pareja o no, sino hasta cuándo (usualmente al final
del tercer acto). Aunque ¿Qué Culpa tiene
el Niño? utiliza esta fórmula, no deja de agregar alguno que otro giro en
la trama que evita que la película se convierta por completo en “pan con lo
mismo”.
Tengo que
admitirlo, ¿Qué Culpa tiene el Niño?
rebaso mis expectativas, pero también es justo decir que dichas expectativas
eran tan pero TAN bajas que no se necesitaba de mucho para superarlas. La
comedia es efectiva la mitad del tiempo, la transición de escena a escena en ocasiones
es sumamente brusca y al azar, además que muchas de las soluciones a los
conflictos que se enfrentan los personajes se ven a kilómetros de distancia… y
aun con todo esto no puedo odiar esta película. No se confundan, ¿Qué Culpa tiene el Niño? no es una joya
del cine nacional ni nada por el estilo, pero cumple con su objetivo de darnos
una comedia romántica con unos cuantos toques de idiosincrasia nacional. Si se
lo preguntan, no, la película no restaura mi fe en el cine mexicano, pero por
lo menos no daña aún más mi opinión sobre el tema.
¿Qué Culpa
tiene el Niño?: 2/5. Meh.
Mejor que:
Cambio de Ruta (2014), El Cumple de la Abuela (2016).
No tan buena
como: Ligeramente embarazada (2007) Seamos honestos, la premisa es exactamente
la misma.
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