Por qué soy fan de Metal Gear Solid

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author image |marzo 13, 2010

Hace algunos años (décadas, ya) hablar de videojuegos y sus contenidos era tocar un tópico banal. La gran mayoría de las “historias” de un juego electrónico implicaba sólo un pretexto para que el protagonista soltara golpes a diestra y siniestra; balazos a izquierda y derecha o entrar a competencias deportivas. Tenemos así ejemplos tales como Double Dragon: la novia de Jimy Lee es secuestrada y éste y su hermano van a rescatarla; en Contra, Mad Dog y su compañero tienen que salvar a La Tierra de la invasión extraterrestre que ha acaecido. Y así podría continuar un sinfín de breves reseñas de otros tantos videojuegos.
Las compañías productoras no veían ningún motivo para plantear una historia profunda dentro de sus creaciones; e incluso, sólo algunos títulos solitarios se atrevían ya no digamos a proponer historias con fondo, sino una narrativa de las mismas que no fuera plana (tal fue el caso de los primeros Ninja Gaiden del NES, que nos mostraban encuadres estilo ánime y cómic, aunque una historia muy boba y nada compleja).
Hasta que en 1998, Hideo Kojima retoma un viejo título del MSX llamado Metal Gear; saga a la cual le agrega la palabra “Solid” y cambia el Mundo de los videojuegos para siempre (al menos en los ramos del guionismo y la narrativa).
Mi primer acercamiento al juego fue en el 2001, hace casi 9 años; un excelente amigo mío me lo prestó hablándome Maravillas del título. Para ése entonces yo era un fan asiduo al PSX y jugaba casi cualquier título que llegara a mis manos, fuera bueno o malo. Metal Gear Solid me desgració mi faceta de aficionado.
A raíz de jugar semejante título, ya no cualquier producto me gustaba: Que Siphon Filter llegaba a mis manos; “Sí esta chido, pero no es como el Metal”; que el Resident Evil 3 “Pos sí da miedo, pero no es el Metal”; que Tekken 3: “Muy bueno, pero no le llega al Metal”.
Y es que ya la jugabilidad de los programas no me bastaba; los ingeniosos acertijos ya no me hacían sentir una experiencia completa. Yo quería una Historia compleja, con fondo, con sustancia. Un simple pretexto para echar bala o el deseo de ser “El Mejor Peleador del Mundo” ya me parecían motivaciones bobas. Metal Gear Solid no se quedaba allí.
Para los que no conozcan de qué trata la saga, ahí les va una sinopsis:
En la Isla Shadow Moses en el archipiélago Fox en Alaska, una organización terrorista llamada Foxhound secuestra unas instalaciones militares para lanzar una cabeza nuclear a alguna parte del Planeta Tierra. Solid Snake tiene la misión de detener a estos malhechores, y en el transcurso de su misión descubre que la verdadera Amenaza radica no tan sólo en la cabeza nuclear, sino también en el arma que la va a lanzar: Metal Gear Rex, un tanque-robot bipedal.
Pareciera una historia más; pero lo verdaderamente interesante son los cuestionamientos sociales, políticos y yo me atrevería a señalar que hasta filosóficos que se plantean a lo largo de la historia.
¿Es válido ejercer la Política de la Disuación por parte de las super-potencias? ¿O es sano “poner la otra mejilla?; ¿Qué tanto nos definen los genes? ¿Somos esclavos de ellos?; ¿Es de verdad tan fácil de separar a la gente en “los malos y los buenos”?
Este tipo de cosas, sumado a los detalles y el gran trabajo de investigación militar y tecnológica que realizó el equipo de Hideo Kojima, lograron que yo me volviera un Fan Incondicional de esta Saga. Temas tan sensibles a los miembros de nuestra sociedad actual, tales como la competencia descarnada, los conflictos con El Padre, la soledad y el aislamiento; están ejemplificados dentro del contexto de Solid Snake y el demás reparto de esta magnífica Pieza del Entretenimiento Electrónico.
Con Metal Gear Solid 2, Kojima nos sorprende de manera no muy grata, al sacar del protagonismo a Snake y sambutirnos a un proto-emo llamado “Raiden”. Y a pesar de esto, el argumento de esta secuela supera a su antecesora (pero no lo notamos gracias a Raiden): aquí ya no se habla de la genética como el tema Principal, sino de la Cultura. Me explico: mientras en MGS1 Liquid Snake (el villano principal) sostiene que su genética lo lleva a eliminar a toda la “competencia”; en MGS2 Solidus (el villano en turno) propone que es el control mediático la llave para prevalecer en La Historia. MGS2 nos lleva mediante un argumento muy difícil de digerir, a cuestionarnos si en verdad lo que vemos y leemos en el día a día es verdad o si hay “alguien” en las sombras ocultándonos piezas del rompecabezas. Como ejemplo, Emma Emmerich, uno de los personajes principales sostiene esta conversación con raiden:
Emma: -¿Cuántas letras tiene el alfabeto (en inglés)?
Raiden: -24.
Emma: -Error. Son 30, pero el gobierno ocultó 6. Lo mismo pasa con los cromosomas del Ser Humano. No nos están diciendo toda la verdad.
Raiden: -Eso es imposible.
Emma: -¿Cómo sabes? ¿Alguna vez has visto un cromosoma? ¿los has contado?
Y toda esta historia al final nos lleva a reflexionar sobre nuestro entorno y nuestra realidad; sobre la diferencia que hay entre “Cómo es La Vida” y “Cómo Vemos La Vida”, conceptos sutilmente diferentes y que a veces tomamos como uno mismo.
Otra Gran Innovación en este juego es la inclusión de una Música Incidental digna de cualquier película de altísimo presupuesto, compuesta por Harry Gregson Williams; impensable gastar tanto dinero en presupuesto para una cosa tan “banal” como la “musiquita” de un videojuego.
MGS3 nos propone que el Contexto es lo que moldea nuestra realidad. Aquí el protagonista no es Solid Sanke, sino su Padre: Big Boss (sólo que aquí aparece con su antiguo nombre clave, Naked Snake). La historia esta contextualizada en 1964, en plena Guerra Fría. “Los aliados de ayer son los enemigos de hoy”, nos señala la “Gran Villana” de esta entrega, “The Boss”, mentora del protagonista y que es la víctima de uno de los finales más conmovedores en la Historia de los Videojuegos. Harry Gregson Williams vuelve a comandar la música y Hideo Kojima nos muestra el que para mí es el Mejor arco argumental de la saga. Si son propietarios de un PS2 es O-BLI-GA-TO-RIO jugar esta Pieza.
Dejen de leer y vayan a jugarlo.
¡YA!
La última pieza (por lo menos hasta mayo de este año) de esta Historia ata los cabos sueltos que dejaron todas las entregas anteriores. Por fin conocemos a los verdaderos villanos detrás del Orden Mundial; nos enteramos de traiciones detrás de las traiciones; de los orígenes de Solid y Liquid; de que uno de los personajes en apariencia más babas (Revolver Ocelot) resulta ser un Cabrón Bien Hecho y Derecho. Otra vez no queda clara la línea divisoria entre “los buenos y los malos”; se nos sorprende con un sistema de juego mucho más cómodo y avanzado que antes y unas gráficas de dar miedo por el detalle; además de ser en sí mismo el juego, un Homenaje no a Solid Snake, sino a los Fans mismos de esta aventura (hay muchas cosas que nos sacan las lagrimitas al mismo tiempo que exclamamos unos a otros: “¿te acuerdas de esos Viejos Buenos Tiempos? “). Definitivamente, como juego (no como Historia, aclaro) este es el Mejor. Y Harry Gregson Williams repite en el Score.
Y al final de jugar esta Increíble Saga, llego a la conclusión de que los Metal Gear no son videojuegos, sino Películas Interactivas. Desde el 1 hasta el 4 el sabor de boca que a mí me quedó no es igual a simplemente “romper récords” o “ser el número uno en Street Fighter”; sino que siempre era una sensación parecida a la de salir de una sala de Cine, satisfecho de haber visto La Película Más Emocionante, con la diferencia de que (por la naturaleza inherente de los videojuegos) me sentía Parte Importante de la misma, al haber manejado al protagonista.
Saludos y como dice el Cuau:
“Coman Frutas sin Verduras”.

Comentarios

Yo soy fan desde el MGS de psone y el que más me ha gustado el el snake eater aunque no eh jugado aun el de ps3, algun día lo hare, tambien el que espero es el MGS: raizen para la xbox 360 aunque el protagonista no sera snake sino el ciberninja ese.
Anónimo ha dicho que…
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